La cremación es básicamente un proceso de quema que convierte los restos humanos en huesos, por medio de la deshidratación y la combustión, lo que se hace en hornos diseñados específicamente para ello, que cumplan la legislación vigente en el país para que no se afecte el medio ambiente y considerando los aspectos de seguridad para el personal que los opera.
Durante la cremación se genera calor debido a la reacción de la combustión pues el cadáver y el contenedor de cremación que lo contienen aportan combustible para ello.
El calor absorbido por la estructura refractaria se incrementa a medida que se hacen varias cremaciones secuenciales y por ello las necesidades de combustible se van reduciendo durante el día.